Más allá de las luces de neón y de la urbe caótica y cambiante donde la vida pasa muy deprisa, Tokio sorprende y enamora.
Y más aún, si descubres el cálido anochecer desde el Hotel Mandarin Oriental, que se eleva sobre la ciudad y que nos cautiva con unas vistas de vértigo que te dejan sin respiración, sin palabras…La mejor manera de aterrizar en la ciudad después de un largo viaje…
Vista panorámica desde el Hotel Mandarin Oriental
Suites espaciosas, con toques futuristas que se mezclan con la verdadera esencia del estilo y diseño japonés, con ventanales inmensos que llegan a ofrece una vista que se extiende hasta alcanzar el Monte Fuji y el elegante Palacio Imperial y sus jardines…una auténtica delicia para la vista.
Suite Hotel Mandarin Oriental
Disfrutar de un magnífico baño relajante en un amplísimo cuarto de baño para después descansar con las cómodas y elegantes yukatas por cortesía del hotel, antes de bajar a cenar.
suite bathroom
Yukata tradicional
Un ambiente relajado, una decoración exquisita, el Mandarin Bar es el lugar ideal de encuentro y nos deleita con música jazz en directo… Un pequeño aperitivo antes de cenar acompañado de uno de los cócteles estrella ,”Nihonbashi” creación del galardonado barman jefe, Yukiyo Kurihara.
Mandarin bar
Y para terminar la velada, una exquisita cena en la institución por excelencia de la carne de kobe, el restaurante Bifteck no Kawamura, situado en la octava planta de un rascacielos en el afamado barrio de Ginza: la carne de Kobe, preparada por un experto japonés, una experiencia que no te puedes perder…
restaurante Bifteck no Kawamura
Paloma Lavilla, Diseñadora de Viajes NUBA Ferraz
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