China y el festival de la primavera: Amor, fortuna, salud, viajes… Esto y mucho más parece estar escrito entre los hilos del sino para el nuevo año. Destinos lejanos que saltarán de las fotos al mundo real en un suspiro. El año del perro depara grandes cosas, lo dice la luna.
Rascacielos que parecen flotar entre las nubes, templos que llevan siglos en silencio, paisajes en los que la naturaleza grita con todas sus fuerzas y una inmensa serpiente de piedra que ve pasar el tiempo sin una presa sobre la que abalanzarse. China es un misterio sin respuesta que merece ser disfrutado y vivido en primera persona. NUBA celebra el año del “Perro de tierra” dando a conocer las posibilidades que esta cultura milenaria tiene para ofrecer al mundo.
Las grandes urbes de Hong Kong, Shanghái o Hangzhou esperan entre luces de neón y la mayor innovación del país como ejemplo viviente del “milagro económico chino” que se vive desde los años 70. La ajetreada vida de las calles y mercados parece llevar ritmo propio en una población que se adapta a los nuevos tiempos y disfruta de la fusión de tradición y modernidad de estas ciudades. Recorrerlas en un sidecar vintage o contemplar el skyline al atardecer desde la bahía de Shanghái, dos formas inmejorables de apreciar su belleza única.
La otra cara de este yuan muestra algo completamente distinto. Es esa China que parece haber quedado plasmada en una fotografía. Esa que se plantó ante el tiempo y dijo “soy un dragón inmóvil y aquí me quedo”. La humilde aldea de Baisha, por la que pasear en bicicleta bajo la atenta mirada de la Montaña Nevada del Dragón de Jade, o los canales de Guilin, no bajan la cabeza, sino que mantienen la mirada, orgullosas de lo que son.
El legado de las antiguas dinastías completa un ciclo completo. Los paradisíacos paisajes naturales, salpicados de lagos, montañas y frondosos bosques despliegan su belleza entre templos eternos y la Gran (porque no hay otra palabra que la describa) Muralla de Huanghuacheng. El ambiente ideal para mirar al pasado y ver hasta dónde nos han traído nuestros pasos.
El perro es símbolo de lealtad, confianza y en general buenos presagios. Demos una oportunidad a creer en el destino, saquemos nuestro olfato de sabueso y lancémonos a descubrir el mundo sin miedo de ser lentos, solo de detenernos.
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